Washington.- El presidente estadunidense Barack Obama afirmó hoy que la masacre ocurrida la semana pasada en Charleston, Carolina del Norte, lejos de fomentar el odio racial, unió al país de una manera que el presunto responsable nunca imaginó.
La masacre fue un acto inspirado en una larga y dolorosa historia de atentados, incendios deliberados contra iglesias, “con la intención de controlar, aterrorizar y oprimir”, declaró el gobernante estadunidense.
Obama ofreció en Charleston el sermón principal en memoria del reverendo y senador estatal Clamenta Pinckney, una de las nueve personas que fueron asesinadas en la Iglesia Africana Metodista Episcopal Emanuel (AME) el pasado 17 de junio.
“Un acto que él imaginó incitaría miedo, y recriminación, violencia y sospecha, un acto que el creyó profundizaría divisiones que se remontan al pecado original de nuestra nación, pero Dios trabaja de manera misteriosa”, dijo en alusión a los días de la esclavitud.
Hablando ante miles de personas reunidas en la arena del Colegio de Charleston que incluyeron a la primera dama, Michelle Obama, el vicepresidente Joe Biden y Hillary Clinton, Obama señaló que lo que el presunto asesino Dylan Storm Roof no sabía, “es que estaba siendo utilizado por Dios”.
Recordó la reacción de los familiares de algunas de las víctimas, quienes durante su primera comparecencia ante un juez la semana pasada, lo perdonaron e incluso dijeron que rezarían por su alma.
“El presunto asesino no pudo imaginar cómo la ciudad de Charleston, el estado de Carolina del Norte, cómo Estados Unidos responderían, no sólo con repulsión por su acto diabólico, sino también con generosidad, y más importante, con una profunda introspección y autovaloración que vemos poco en la vida pública”.
El mandatario estadunidense dijo que el odio que cegó al joven de 21 años, “le impidió comprender lo que el reverendo Pinckney entendió muy bien, el poder de la gracia de Dios”.
El mandatario aludió la bandera confederada, presente en muchas de las fotografías en las que aparece Roof, indicando que si bien ésta no fue responsable de las muertes, “todos ahora reconocen, republicanos y demócratas, que ha representado siempre más que un orgullo ancestral”.
“Para muchos, blancos y negros, la bandera fue un recuerdo de opresión sistemática y sometimiento racial. Remover la bandera de la capital estatal no será un acto de corrección política. No será un insulto al valor de los soldados confederados, será un simple reconocimiento de que la causa por la que pelearon, la causa de la esclavitud, fue equivocada”, señaló.
Obama apuntó que, igualmente, la resistencia de varios estados ante el movimiento de los derechos civiles, después de la guerra civil, “fue equivocada”.
Esta semana, la gobernadora de Carolina del Norte, la republicana Nikki Haley, pidió retirar la llamada “bandera rebelde” que ondea a un costado del Capitolio, en la capital Columbia.
El mandatario consideró que con el retiro de esa bandera de ese sitio, “simplemente expresaremos la gracia de Dios”.
A pesar de las referencias políticas, el sermón del mandatario tuvo una fuerte carga religiosa que alcanzó su clímax cuando el mandatario entonó de manera súbita “Amazing Grace” (Gracia Sorprendente) uno de los himnos religiosos más populares en Estados Unidos, al que se sumaron todos los presentes puestos de pie.