Tepic.- Pulseras, collares, bolsas, zapatillas, objetos en latón y nierikates, entre otras artesanías hechas con chaquira, estambre o pinturas, con diseños de la cosmogonía huichol (wixárika), resultan un atractivo para los visitantes de Nayarit.
Al menos 380 artesanos indígenas provenientes de la zona serrana, avecindados en Tepic, cada periodo vacacional montan vendimias en el centro de esta ciudad para ofrecer sus productos, mientras otros viajan hacia destinos de playa, como Sayulita y Vallarta.
En otras temporadas del año tienen dos paradores turísticos permanentes en esta ciudad, uno en el Centro Histórico, en el pasillo de la calle Veracruz, y otro en la colonia Zitakua, en donde también ofrecen comida tradicional, tortillas de maíz azul con diferentes guisados de frijoles nopales, champiñones y otros.
Algunos han dejado sus comunidades de origen, sus tierras y familia, para iniciar una nueva vida en la urbanidad, conviviendo con otros grupos culturales, con quienes establecen vínculos principalmente comerciales, como sucede entre wixaritari o huicholes y mestizos.
Recientemente estos grupos indígenas han incluido la realización de ceremonias y rituales, con la finalidad de mostrar su cultura, aunque existen chamanes o marak´ames, que de manera cotidiana realizan limpias y otras curaciones con herbolaria, o manifestaciones espirituales.
El peyote es un cacto que identifica a esta etnia, su uso es exclusivo de rituales en los que al consumirlo, entre ensoñaciones y efectos del alcaloide, los wixáritari conocen su destino y los dioses, o abuelos, como les llaman ellos, les dicen cómo vivir, o les envían mensajes para la vida en común.
Neikame José Carrillo Morales, artista visual, de 44 años de edad, originario de la comunidad de Guadalupe Ocotán, del municipio de La Yesca, realiza artesanías tridimensionales en las que fusiona la pintura, el estambre y la chaquira.
“El peyote o xikuri lo consumimos en momentos muy especiales, por ejemplo cuando llegan peyoteros de Real de Catorce (San Luis Potosí) en Semana Santa, y tenemos oportunidad, pero en sí no lo consumimos todo el tiempo, sólo en temporadas”, mencionó.
Sobre estas ensoñaciones o inspiraciones, Neikame relató que desde pequeños, cuando los wixaritari acuden a sus centros ceremoniales les inculcan valores, y es a partir de manifestaciones espirituales como aprenden la cosmogonía huichol.
“Cada uno de nosotros estamos formados en centros ceremoniales, se nos inculcan valores, de ahí aprendemos a escribir, dibujar cosmogonía; nos cargamos espiritualmente en los lugares sagrados, ahí llega un momento en que alcanzas un nivel de meditar”, dijo.
El artista comentó que en Tepic vive por estrategia porque puede vender con facilidad su obra, que consta de pinturas, brazaletes, esculturas y collares.
“Vivo aquí por estrategia, en el rancho implica mucho trabajo, gasto, los materiales son muy delicados y entonces tenemos que buscar que el trabajo sea fácil para nosotros”, afirmó.
Señaló que sus obras son surrealistas, y que se basan en los elementos e historia huichol, como la representación del eclipse, que en su cultura y en otras prevé consecuencias en el mundo, como la malformación de bebés en el vientre de su madre.
Por su parte, Minerva Carrillo de la Cruz, una joven artesana huichol, mencionó que los motivos que plasman en las artesanías son el peyote, el venado, las flores, así como otros objetos rituales.
Señaló que como indígenas, les gusta que los mestizos usen sus prendas o artesanías.
“Nos gusta que los mestizos utilicen nuestras cosas, porque significa que les agrada lo que realizamos, y en ellas ponemos peyotes, venados, flores, que utilizamos en fiestas tradicionales; también enseñamos cosas de nuestra cultura, hacemos ceremonias donde les damos comida, limpias y les mostramos como somos”, expuso.
Minerva habló acerca de la elaboración de brazaletes, aretes y zapatillas de chaquira, en las que se utiliza aguja e hilos finos, y perlas de chaquira, que llegan a costar entre 50 y 500 pesos, dependiendo del tamaño, diseño, o complejidad del objeto.
“Uno lo visualiza, ves la imagen que quieres realizar en la mente; desde chica aprendí, al principio no entendía pero me gustaba cómo quedaban y conforme fui creciendo hice mis propios diseños, en bordados para los vestidos de la salsa huichol, y luego aretes y collares”, señaló.
En tanto, el gobernador tradicional Gumersindo González Muñoz, del grupo de artesanos Nivexika, que significa Unión Familiar, afirmó que a Tepic han migrado wixaritaris de municipios como Nayar, La Yesca, Huajicori, y de estados vecinos como Jalisco y Durango, con la finalidad de vender sus artesanías para poder sobrevivir.
Mencionó que entre las artesanías que venden, por necesidad han tenido que introducir la ropa, a pesar de que estaba prohibido comercializarla por considerarla sagrada.
“Era prohibido que el mestizo compren ropa, porque es sagrado y nos discriminan, pero por necesidad tenemos que venderlo; un traje puede llegar a costar 6 mil o 5 mil 500 pesos o 4 mil 500 pesos”, dijo.
Algunos trabajos los realizan en semanas, otros en días; los más pequeños, en horas; han aprendido español para poder comercializar su trabajo, y como el caso de Gumersindo González, comunicarse con autoridades escolares de sus hijos para que les permitan usar su traje tradicional.
La migración de indígenas a Tepic es provocada por la falta de empleo en sus comunidades, y ven en este viaje, la oportunidad de comerciar sus artesanías, que es el principal oficio que desarrollan.
En la colonia Zitakua han constituido uno de los asentamientos indígenas urbanos más importantes del estado, aunque hasta hace unas semanas, se disolvió otro que mantenían artesanos y sus familias en la Plaza del Músico.
Ambos sitios presentaron problemáticas que actualmente están siendo atendidas, informó el director de asuntos indígenas del ayuntamiento de Tepic, Efraín Ortega de la Cruz, quien mencionó que en la colonia Zitakua, el 35 por ciento de su población tiene problemas de alcoholismo, drogadicción y violencia.
Dijo que para atender este problema se han reforzado programas de prevención, pero sobre todo de entrega de materiales artesanales, chaquira, estambre, madera y otros insumos, que también se reparten en el albergue de San Juanito, donde fueron reubicadas 32 familias que se asentaron cuatro años en la Plaza del Músico.
En opinión del arqueólogo Francisco Samaniega Altamirano, las artesanías huicholes, como se conocen actualmente, son parte del resultado del Plan Huicot, implantado durante el sexenio del presidente Luis Echeverría (1970-1976), que promovió el rediseño del arte original para crear objetos de venta.
De esta manera, indicó, apareció la técnica del enchaquirado, que antes se realizaba con piedras naturales, diseños menos elaborados y eran de carácter ceremonial.
Señaló que el Plan Huicot, que representó un acrónimo con los nombres de las etnias Huichol, Cora y Tepehuana, tenía como objetivo incorporar a los indígenas de la sierra occidental de México a diversos programas de desarrollo social, económico, infraestructural, aunque ello significó la transformación de la cultura de estos pueblos.