Las bombas explotaron en Homs, en un barrio dominado por la minoría alauí a la que pertenece el presidente sirio Bashar Assad. Fue uno de los atentados más graves en la zona controlada por el gobierno en varios meses.

Al producirse las explosiones, los niños salían de la escuela primaria Ekremah al-Makhzoumi, dijo un funcionario de Homs.

Un canal de televisión progubernamental mostró brevemente escenas posteriores a la explosión, en las que padres buscaban desesperadamente a sus niños en medio de mochilas desparramadas por el suelo y manchadas de sangre. De un auto cercano brotaban nubes de humo negro.

Al menos 56 personas sufrieron heridas, dijo el funcionario local, que habló bajo la condición de no ser identificado.

La misma fuente dijo que la primera explosión fue la de un coche bomba detonado frente a la escuela y la segunda, minutos después, de un atacante suicida que detonó un auto cargado de explosivos.

El Observatorio Sirio por los Derechos Humanos, con sede en Gran Bretaña, dio cifras de 18 muertos y 40 heridos, sin aclarar cuántos eran niños. La discrepancia de cifras es frecuente después de los ataques con bombas.

El jefe del Observatorio, Rami Abdurrahman, dijo que se preveía un aumento de las muertes debido a la gravedad de las heridas.

El gobernador de Homs, Talal Barazzi, calificó los ataques de “acto terrorista y atentado desesperado a niños escolares”.

Nadie se atribuyó el ataque del miércoles, pero los rebeldes que intentan derrocar a Assad han realizado atentados similares durante la prolongada guerra civil.

Se han perpetrado ataques horrendos a civiles por parte de todos los bandos en el conflicto, a punto de cumplir cuatro años, pero pocos parecen haber estado dirigidos directamente contra niños.

En tanto, el Observatorio informó que milicianos del Estado Islámico decapitaron a nueve combatientes curdos capturados cerca de la frontera con Turquía, entre ellos tres mujeres.