México, DF.- El Presidente Enrique Peña Nieto ha vivido el tercer año de su Gobierno en medio de movilizaciones, protestas, viajes internacionales, visitas de mandatarios y funcionarios de organismos internacionales, denuncias de violaciones a derechos humanos, elecciones federales y estatales, acusaciones de conflicto de interés y exoneraciones.
Asimismo, en estos 12 meses se han multiplicado las muertes de periodistas, denuncias de ataques a la libertad de expresión y él ha realizado varios cambios en su Gabinete.
Su partido, el PRI, ganó la mayoría de diputados en la Cámara de Diputados como parte de un Congreso que le aprobó la Ley de Transparencia, la Ley de Trata de Personas, la Ley Anticorrupción, por mencionar algunas, pero que no ha avalado sus reformas en seguridad y justicia que contemplan, entre otros puntos, la instauración de un Mando Único policial.
En las elecciones del 7 de junio que tuvieron lugar en este periodo, ganaron por primera vez candidatos independientes: Jaime Rodríguez, la Gubernatura de Nuevo León; Manuel Clouthier, una diputación federal; Pedro Kumamoto, una diputación local en Jalisco, y Alfonso Martínez Alcázar, la Alcaldía de Morelia.
También hubo anulaciones por violaciones graves a la ley electoral – son siete casos, incluido el de la elección de Gobernador de Colima que se tendrá que repetir el 17 de enero-, así como la solicitud de una orden de aprehensión en contra del ex dirigente del PVEM y ex subsecretario de Gobernación Arturo Escobar.
El inicio de este tercer año de Gobierno inició con una tendencia a la baja en la aprobación de su gestión de los ciudadanos -menos de la mitad de los ciudadanos aprobaban su gestión 39 por ciento según encuesta de REFORMA de diciembre de 2014– y desde entonces ha tenido altibajos, de acuerdo a diversos sondeos de opinión.
Desde hace más de un año, las movilizaciones por los 43 normalistas desaparecidos de Ayotzinapa llegan a las inmediaciones de Los Pinos.
El 24 y 31 de diciembre estuvieron ahí, y a finales de noviembre se ha repetido la protesta y se ha añadido un plantón, en demanda de una reunión con el Presidente o con el Secretario de Gobernación. Una reunión con los padres tuvo lugar el 24 de septiembre y hoy demandan cumplimiento de lo acordado ahí.
“No podemos atraparnos en Ayotzinapa “, expresó Peña Nieto el 27 de enero, consciente de que la agenda pública estaba centrada en ese tema pues mes con mes, desde los hechos del 26 de septiembre en Iguala, se ha hecho presente en la capital del País y en diferentes ciudades de la República.
El intento por cerrar el caso llevó a que ese mismo 27 de enero, el entonces titular de la PGR Jesús Murillo Karam diera a conocer lo que llamó “la verdad histórica” sobre los normalistas, que solo acabó con su relevo en el cargo justo un mes después, el 27 de febrero.
A Ayotzinapa se sumaron protestas por la reforma educativa, movilizaciones y críticas en la prensa nacional e internacional a propósito del presunto conflicto de interés por la compra de la llamada “Casa Blanca” por parte de su esposa Angélica Rivera a un contratista de los gobiernos federal y mexiquense, Juan Armando Hinojosa, del Grupo Higa.
El Mandatario intentó primero acallar el tema con el nombramiento de un nuevo Secretario de la Función Pública, Virgilio Andrade, el 3 de febrero con órdenes suyas de investigar el presunto conflicto de interés, y luego con la exoneración que consiguió el 21 de agosto por parte de su subalterno.
El tercer año de Peña también estuvo marcado por una serie de contrastes.
Mientras en el plano internacional el Presidente realizó visitas a Estados Unidos, Reino Unido, Bélgica, Italia, Francia, Filipinas, por mencionar algunos, recibió también en el país a representantes de organismos internacionales como la ONU o la OEA que cuestionaron su política de Estado en materia de derechos humanos y con los que incluso su Gobierno mantuvo intercambios ríspidos.
Una activa política exterior llevó a Peña Nieto a reunirse en sus países con los presidentes de Estados Unidos, Barack Obama; de Francia, Francois Hollande; con la reina Isabel de Inglaterra, así como a ser anfitrión de otros jefes de Estado como el Rey Felipe de España, Michelle Bachelet de Chile, Raúl Castro de Cuba y el Emir Tamim Bin Hamad Al Thani de Qatar, por mencionar a algunos.
“Nos negamos a ver buenas noticias”, declaraba Peña Nieto en abril.
Pero la realidad le contestaba. A la renuncia del director de Conagua David Korenfeld ese mismo mes por usar el helicóptero de la institución para fines personales, se sumaron semanas después, en mayo, los narcobloqueos, enfrentamientos y muertes de presuntos delincuentes, aumento de la violencia en varios estados, de denuncias de abusos, torturas, violaciones a derechos humanos por parte de cuerpos de seguridad y la fuga el 11 de julio de Joaquín Guzmán Loera, “El Chapo”, del penal del Altiplano, supuestamente de alta seguridad.
La evasión ocurrió mientras él viajaba a Francia en donde estuvo en visita de Estado.
Este periodo ha sido un año de dificultades económicas mundiales, en donde el peso mexicano ha oscilado en su tipo de cambio frente al dólar y a llegado a máximos históricos -más de 17 pesos por dólar- fenómeno que sin embargo ha sido visto por el propio Presidente Peña Nieto y sus funcionarios como una “oportunidad” del País para aumentar la “competitividad” de los productos nacionales.
“México es de los países que han estado mejor librados con el peso (…) nuestro País gana mayor competitividad”, declaró en agosto, mientras el peso caía frente al dólar y el Banco de México subastaba 200 millones de dólares diarios para mantener la estabilidad.
El Presidente iniciará la segunda mitad de su Gobierno con un País de ciudadanos expectantes del cumplimiento de las promesas de desarrollo, de las bondades de las reformas aprobadas y de resultados del combate a la corrupción, entre otros temas.