A través de un comunicado, Rubén Aguirre, el querido Profesor Jirafales, demanda atención médica de la Asociación Nacional de Actores (ANDA), a la que pertenece desde hace más de 50 años y de la que cumple cabalmente con sus cuotas y obligaciones.
Radicado, por prescripción médica, en Puerto Vallarta, Jalisco, señala en su escrito, que él y su esposa están solicitando que la ANDA pague sus tratamientos médicos en el lugar donde radican, o por lo menos en Guadalajara, pero el sindicato de actores se niega, aduciendo que el único lugar donde brindan servicio a sus agremiados es un hospital ubicado en el Distrito Federal.
Indica que incluso está acudiendo a instancias internacionales para solucionar su problema, porque su situación es precaria, aún más, hace responsable a la ANDA del detrimento de su salud y el de su esposa.
He aquí el texto íntegro
“Y ahora… ¿quién podrá defenderme?
Como muchos de ustedes sabrán, en los últimos tiempos, mi estado de salud y el de mi esposa se han visto seriamente quebrantados. Hace diez años vivimos en Puerto Vallarta por estricta prescripción médica
Es mi deseo dar a conocer a la opinión pública el desinterés de mi sindicato, la ANDA, por cumplir con sus obligaciones para conmigo y para con mi esposa; es decir, hacer efectiva una atención médica digna, a la cual tenemos derecho después de haber cumplido como agremiado con mis cuotas y demás obligaciones durante más de 50 años.
Por otro lado, solicito la ayuda del Presidente de la Junta de Conciliación y Arbitraje del Bloque Latinoamericano de Actores (BLADA) y de organizaciones independientes de observancia del cumplimiento de derechos humanos, en materia laboral y en materia de salud para hacer cumplir este derecho.
Qué ironía: tendría que estar recurriendo a mi sindicato para que defienda y reivindique mis derechos como trabajador, y, en cambio, es mi sindicato el que me da largas, el que asume siempre un discurso demagógico y me pone trabas burocráticas, el que me ha obligado a buscar alternativas para mi atención médica. Es claro: se trata de no cumplir.
Sé que no es sólo mi caso: cuántos de mis compañeros renuncian, por cansancio, a dar vueltas inútiles, a buscar a quienes deberían dar la cara que, casualmente, en cada ocasión no están disponibles.
Y, mientras uno tiene fuerzas y recursos para resolver su situación, pues lo hace; además, porque en cuestiones de salud, simplemente, no cabe la espera.
Pues mis fuerzas se acabaron, tengo 10 años luchando por este derecho, porque desde hace diez años lo he necesitado.
He dado vueltas y vueltas, he escrito cientos de cartas a los responsables de Previsión Social de México y de Guadalajara, me he entrevistado personalmente y por teléfono con directivos, secretarios, abogados y demás funcionarios de la ANDA, y nada. Tengo 81 años y, repito, tengo serios problemas de salud.
Sirva esta carta abierta para hacer responsable a la Asociación Nacional De Actores del detrimento de mi salud y del de mi esposa, y de las consecuencias que de esta desatención deriven.
Lamento profundamente no verle fin a esta historia de los sindicatos en México, reflejo de la cultura del fraude y de la inmoralidad.
Apelo, una vez más, a la conciencia de algún defensor social que me apoye en mi lucha por hacer valer este derecho elemental.